Ese fue el título de la charla que se ofreció  el pasado martes 28 de junio en el salón Delmo Daró, organizada por la Mesa de Adicciones de la Secretaría de Salud y Promoción Comunitaria, de la Municipalidad de Armstrong.

Al inicio del año, este grupo de profesionales se habían propuesto una serie de encuentro que se desarrollan, en parte, en las escuelas y como una proyección necesaria en familias y padres. 

En este caso se expuso el trabajo que lleva varios meses de elaboración. La Lic. en Nutrición Silvina Brasca contó que durante el 2015 se realizaron encuestas en todas las escuelas primarias, con niños de 6 a 12 años, y otra entre jóvenes de entre 12 y 19 años. Se tomó el 20 % de la población con escolaridad activa y se analizó, mediante los datos que se fueron arrojando, qué tendencia tenían estos niños y adolescentes en cuanto a la conducta de la alimentación.

“El 50 % de los encuestados presenta desordenes alimenticios, que es una cantidad enorme, teniendo en cuenta que siempre alguien miente, siempre alguien solapa un problema porque es difícil aceptarlo”, remarcó la profesional. 

La propuesta de los organizadores es ahora, con estos datos, “trabajemos con los chicos”, por ello se concretaron distintas charlas con alumnos del nivel secundario para tratar temas relacionados como qué pasa con los vínculos? Qué pasa con la aceptación? necesito la mirada del otro para sentirme aprobado? esta mirada me conduce tanto a decir qué hacer o no?, etc. ya que la comida no está fuera de esa situación, la comida también es objeto para tapar culpas o agujeros emocionales, ausencias. 

La alimentación desordenada es la compulsividad del acto de comer. Comen a escondidas, mucha cantidad de comida, tienen miedo a pesarse o a sentirse gordo, a ser discriminado, generalmente son personas dietantes o están siempre probando una dieta distinta, no aceptan su cuerpo y están creciendo y están cambiando y es una edad crítica para eso.

La Lic. Brasca remarca que para solucionar todos estos temas hay que trabajar mucho, primero desde la familia, el contexto. “Se que por cuestiones sociales uno dejó de comer en familia, pero hay que buscarle la vuelta. Decirle más “te quiero” a tu familiar. El problema fundamental en las adicciones son los tipos de vínculos que llevamos con el otro”, dijo.